La mariposilla
Corrían los dias finales de los años sesenta cuando conocí a Ricardo Pachón salía con una de las hijas del general Luengo de la Guardia Civil que por entonces vivian en la Torre sur de la Plaza de España de Sevilla. Otro día me ocuparé de el extensamente.
Pachón, funcionario de carrera en la Diputación de Sevilla pero su mundo era el de la música, más concretamente flamenca y rock. Con Pachón conocí a los «Flamencos del Polígano» de donde salió «Pata Negra» (Raimundo y Rafael Amador), a Camarón, los Smash; Gualberto y Julio Matíto, también a Manuel Molina y Lole Montoya (LOLE Y MANUEL).
Por aquel entonces, ya en los 70, Diego mi hermano, representante de VIETA (Alta fidelidad) acababa de montar la primera sala de audiciones preparada para demostrar y comparar los diversos componentes que conforman un equipo de Alta Fidelidad (Giradiscos, amplificador, cajas acústicas, magnetófonos, etc.).
Una tarde, con Ricardo Pachón convencimos a Manuel Molina para que nos visitara a conocer la sala. Le acompañaba una niña linda, morena de melena larga y reluciente, menudita, de grandes ojos negros que por entonces actuaba con sus padres; Juan Montoya, bailaor y «La Negra» en «La Cochera», allá por la Florida en la Ronda de Sevilla.
Al cabo de un largo rato de charla, esbozos de cantares de Manuel y algunas pinceladas por fandangos de Diego (para mí, uno de los mejores interpretes del fandango de nuestra tierra, Valverde), surgió la magia, el duende…Lole nos contó cantando este lindo cuento que hoy le quiero dedicar a Manué, mi nieto; «mi niño».
Queda la grabación, audio, en cinta de carrete abierta que mis sobrinos Romero Boza, guardan como un tesoro.